Hace ya un año, cientos de activistas de todo el Estado Español participamos en la primera Caravana a Grecia. Nos desplazamos entonces hasta el mediterráneo oriental para reclamar un pasaje seguro para todas aquellas personas que, en busca de refugio, huían de las guerras y las violencias que se cebaban con Oriente Medio. Aquella experiencia nos sirvió para afianzar vínculos y nos hizo pensar también en la necesidad de denunciar no solo en Grecia, sino también en esta zona de la Frontera Sur de Europa, la sistemática vulneración de los Derechos Humanos que conllevan las políticas migratorias asesinas que practican tanto la Unión Europea como el Estado Español, que dejan morir a las personas.
Unas 500 personas y más de 100 colectivos ciudadanos y organizaciones sociales participamos en la Caravana ‘Abriendo Fronteras’, que partió el pasado 14 de julio desde Catalunya, Euskal Herria, Castilla y León, Aragón, La Rioja, Cantabria y Comunitat Valenciana. Un día después, el sábado 15 de julio, hicimos parada en Madrid y, con una cadena humana que partía desde el Congreso de los Diputados, exigimos al Gobierno español que cumpliera con su compromiso de acogida para las personas refugiadas que se ven expulsadas de sus lugares de origen por las guerras y conflictos provocados por un sistema económico y político que genera injusticia y que prima los privilegios de unos pocos frente a los derechos de la mayoria. Tras una nueva parada en Sevilla, donde más activistas se sumaron a nuestra Caravana, llegamos el 17 de julio a Algeciras y Tarifa, para mostrar nuestro rechazo a la reclusión forzosa de personas migrantes, que no han cometido ningún delito, en los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIEs). En ambas localidades se ubica además un CIE en ruinas, con una terrible impronta carcelaria y con unas condiciones indignas para cualquier ser humano. Allí nos manifestamos y exigimos su cierre y el de todos.
Hoy por fin hemos llegado a la ciudad autónoma de Melilla, donde se visibiliza como en ningún otro lugar la sistemática violación de los Derechos Humanos que practica el Estado Español en la Frontera Sur de Europa. Queremos ubicar en el debate público cuestiones tan relevantes como las violencias específicas que sufren las mujeres en el proceso migratorio, la trata con fines de explotación sexual, las devoluciones en caliente (a todas luces ilegales según la legislación internacional), las vallas con concertinas, la situación de las trabajadoras de hogar transfronterizas y las porteadoras, las pésimas condiciones del CETI de Melilla, la situación desesperada que viven las y los menores no acompañados que malviven en las calles de Melilla y la política de externalización de fronteras que practica el Gobierno español y que la UE ha elegido como modelo, delegando en las autoridades marroquíes la salvaje represión a las personas migrantes que intentan llegar a Europa.
Nos preocupan también y mucho las condiciones de vida de las y los vecinos de Melilla. Las estadísticas oficiales señalan que un tercio de la población, más de 22.000 personas, se encuentran en riesgo de exclusión y pobreza. Aproximadamente unas 3.000 están en situación de pobreza extrema. El 70% del desempleo que padece la ciudad autónoma corresponde a mujeres.
Esta situación no va encontrar solución convirtiendo Melilla en una fortaleza inexpugnable, por ello solicitamos el restablecimiento de la legalidad y la puesta en marcha de un política migratoria diferente que respete los derechos humanos y atienda las causas reales que provocan este drama humano.
Queremos agradecer a las personas de Melilla la acogida y nos gustaría compartir con todas vosotras y vosotros las reivindicaciones y los actos que tendrán lugar estos días. Nos gustaría abrir las fronteras de la indiferencia porque además de fronteras físicas hemos levantado fronteras que nos atraviesan a todas y todos y alimentan los discursos xenófobos que sitúan a las personas migrantes en un espacio de no derecho.
Porque migrar es un derecho, no es un delito.
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