ENLACE AL FORMULARIO DE ADHESIÓN AL MANIFIESTO Y A LA INICIATIVA

La fortaleza Europa, lejos de detener su avance en el contexto global de pandemia, está dando otro salto cualitativo en una dirección autoritaria para revitalizar sus prácticas necropolíticas con estrategias renovadas.

Se han cerrado los puertos, se ha suspendido el derecho de asilo en Grecia y Hungría, se ha producido un silencio mortal sobre las personas refugiadas en las fronteras exteriores, sobre las personas en tránsito entre fronteras internas, las y los invisibles que habitan en nuestras ciudades, en los CIES/CPR, en los CETI, en los campos de detención y en los campos de concentración libios.

Se alzan barreras cada vez más altas e insidiosas en las fronteras del sur de Europa y se defienden como en el caso de Grecia, con gases lacrimógenos y devoluciones masivas en caliente con la bendición en directo de la Presidenta de la Comisión Europea y con el aplauso de los grandes medios de comunicación. Ahora la pandemia de la Covid-19 está facilitando la difusión de un nuevo estigma contra las personas migrantes y refugiadas que llegan de África y de Oriente Medio. En estos momentos a quienes huyen de la miseria y de las guerras, ya lleguen en pateras o sobrevivan aquí en condiciones inhumanas y con salarios de esclavitud, se les acusa de propagar la pandemia y poner en peligro la vida de la gente nativa europea. Esta infamia cala con naturalidad y comienza a extenderse con rapidez entre sectores populares. Y Frontex contribuye intencionadamente a ello, anunciando con descaro la imposición de controles  sanitarios sobre migrantes, pero no sobre turistas.

La Ruta de los Balcanes, objetivo de la caravana de este año, es un ejemplo de cómo la pandemia allí ha sido utilizada por varios gobiernos para desplegar, en el control de migrantes, unidades militares y a los agentes de Frontex, que con mas de 420 millones de euros en 2020, ha incrementado casi un 35% su presupuesto anual, presupuesto europeo destinado en la práctica  a vulnerar los derechos humanos.  Una prueba flagrante de esto ultimo han sido las humillaciones infligidas por la policía fronteriza de Croacia al pintar la cruz cristiana  sobre las  cabezas de los migrantes procedentes de países musulmanes. Y todo ello mientras Croacia presidia el Consejo Europeo en la primera mitad  de este 2020.

Este verano la UE trata de impulsar un Pacto Migratorio basado en unmayor blindaje de fronteras y una escalada en la expulsión de personas migrantes irregulares.

La Caravana este año no llevará sus cuerpos a donde hubiera querido, a lugares donde desaparecen las vidas de otras personas, en la muerte y la invisibilidad. Nuestros cuerpos de interposición no estarán en Ceuta, en Lesbos, en Bihac.

Miles de familias no han podido ayudar a sus seres queridos en los últimos momentos de la vida. A este respecto cómo no recordar las historias que nos dejaron las y los testigos que nos acompañaron en la caravana de 2019, familiares de las personas desaparecidas.

El derecho universal a la salud y un sistema de salud público que lo garantice se ha visibilizado como esencial en oposición al gasto militar y la producción y el tráfico de armas. Esta crisis social y sanitaria y el estado de alarma han evidenciado que confinarse es un hecho atravesado por el lugar que ocupamos en este sistema heteropatriarcal, capitalista y colonial. Se habla de trabajos esenciales que normalmente se vienen relacionando con el trabajo productivo, se prioriza lo mercantil frente a la vida, se desechan vidas que no son productivas o funcionales a este sistema. Esta crisis, sin embargo, ha visibilizado en la práctica que los trabajos realmente esenciales son los que tienen que ver con el cuidado de las vidas, y con los trabajos que llevan a cabo muchas mujeres migrantes en el trabajo de hogar interno, en la recolección de alimentos, etc.

Las grandes organizaciones del sector agrícola han pedido la intervención de los gobiernos. Se dieron cuenta enseguida de que la mano de obra de bajo costo no podría llegar a los campos. El alcalde de Saluzzo, un lugar que habríamos cruzado con la Caravana (que alberga desde hace muchos años un campo vergonzante de personas trabajadoras temporeras que se mudaron de Rosarno -sur de Italia- a Saluzzo y luego a Lepe) se quejaba de que «faltan nueve mil trabajadores para la recolección de fruta, de los cuales el 75 % eran extranjeros. Sin ellos, este año no habrá arándanos, albaricoques ni ciruelas”.

En Huelva las condiciones de vida de las trabajadoras marroquíes del fruto rojo son, más allá de la pandemia, la consecuencia directa de un modelo patriarcal de precariedad destinado a perpetuar condiciones de vulneración laboral y sanitaria.Este año el cierre de fronteras ha impedido que lleguen hasta doce mil trabajadoras menos de las seleccionadas inicialmente y que apenas un 10% hayan podido incorporarse a otras cosechas. Hacinadas en viviendas insalubres, sin agua corriente ni electricidad y sin la correcta atención sanitaria, se han quedado atrapadas sin poder volver a sus países de origen.

A través de las pantallas hemos observado con inquietud la militarización de la vida política y cotidiana, el autoritarismo y la violencia racista policial. Pero también hemos observado con esperanza, y nos hemos involucrado con emoción, en multitud de iniciativas solidarias de resistencia comunitaria, muchas de ellas lideradas por colectivas de personas racializadas, comunidades africanas y de afrodescendientes, como las campañas #RegularizaciónYa en el estado español, #SanatoriaSubito en Italia y las movilizaciones mundiales contra el racismo y la violencia policial.

La degradación ambiental en el origen de la pandemia y las perspectivas del desplazamiento forzado en un contexto de emergencia climática también son una preocupación de las organizaciones y colectivos que conformamos la Caravana Europea 2020. La pandemia nos ha mostrado que ningún país está a salvo de los desastres globales, aunque afecte de forma muy diferenciada a distintos territorios y clases sociales. La Marcha por el Clima ha constituido una movilización mundial sin precedentes ante la COP25. Frente a las políticas neoliberales y la inacción de los gobiernos, la ciudadanía se ha levantado con el liderazgo de la juventud que ve peligrar su futuro y las comunidades indígenas que se juegan la vida defendiendo la tierra y la vida en el planeta frente a las grandes corporaciones transnacionales.

Por segundo año consecutivo compartimos la experiencia Caravana Abriendo Fronteras y CarovaneMigranti, para denunciar las políticas de los gobiernos español, italiano y europeos. A estos les exigimos:

  • La regularización urgentey permanentepara todas aquellas personas que se encuentran en situación administrativa irregular. También exigimos que se garanticen las reagrupaciones familiares.
  • La derogación de la Ley y el Reglamento de Extranjería.
  • El cierre de los CIE y el desarrollo de las alternativas a la expulsión coercitiva, siempre con una especial atención a la situación de arraigo de las personas migradas en nuestro país.
  • La ratificación del Art. 189 de la OIT que garantiza protección específica a las trabajadoras domésticas.
  • La disolución de FRONTEX y el fin de la subcontratación del control de las fronteras a las policías balcánicas.
  • Acabar con la violenta cadena de devoluciones en caliente contrarias al derecho internacional.
  • Eliminar las redadas racistas y xenófobas y el hostigamiento y la criminalización de las personas y organizaciones solidarias con las personas migrantes. La acción violenta de grupos neofascistas en la ruta balcánica no puede continuar.
  • Suspender los acuerdos de retorno y readmisión con terceros países (Libia, Turquía, Niger o Marruecos) que no respetan los derechos humanos. Ninguna persona debe ser enviada a un país en el que puede sufrir tortura, persecución o amenazas a su vida. La externalización de fronteras beneficia a gobiernos corruptos que no garantizan los derechos humanos y a las mafias que actúan con su connivencia.
  • Vías legales y seguras para las personas en tránsito que garanticen sus derechos en los países receptores, evitando la explotación, los abusos, la violencia, la trata y el tráfico de personas.
  • Que se respeten las disposiciones del derecho internacional, en particular la Convención de Ginebra relativa a las personas refugiadas, y las normas que protegen a las personas migrantes.
  • Garantías específicas para personas en situación de especial vulnerabilidad establecidas en la Directiva Europea de procedimientos comunes para la concesión de la protección internacional: mujeres que han sufrido violencia sexual, víctimas de trata, menores, personas LGTBI, etc.
  • Autorización para que los barcos de salvamento marítimo puedan realizar libremente su labor de rescate para salvar vidas en el Mediterráneo y que salvamento público humanitario sea competencia de la UE.
  • Políticas de acogida dignas y efectivas.
  • La derogación del Reglamento de Dublín y de la Directiva Europea de Retorno, conocida como la directiva de la Vergüenza.
  • Pedimos que se sigan las recomendaciones del Tribunal Permanente de los Pueblos en sus sesiones sobre la violación de los derechos de las personas migrantes y refugiadas de Barcelona, Palermo, Paris y Londres (2017-2019), las propuestas de la relatora de la ONU en su informe sobre desapariciones forzadas en la ruta migratoria y las de varias organizaciones no gubernamentales, como las de Amnistía Internacional (informe de diciembre de 2017) sobre la violación de derechos en Libia.
  • Proponemos la aprobación del Tratado Vinculante sobre el control de las Empresas Transnacionales y otras empresas en materia de respeto de los Derechos Humanos negociado en el marco del Consejo de Naciones Unidas en Ginebra.
  • Ratificar la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares.
  • Y, por último, garantizar la justicia y el refugio climático, controlar y sancionar la actividad de las empresas contaminantes y seguir el Acuerdo de París firmado en 2016 para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el calentamiento global.

La solidaridad es un camino común entre pueblos y personas contra las causas que provocan los desplazamientos forzados.No podemos mirar hacia otro lado o alegar que tenemos muchas dificultades económicas en nuestros países. El neocolonialismo tiene forma de empresas transnacionales europeas y reglas de comercio e inversiones que provocan que el flujo de dinero de los países ricos hacia los países pobres sea infinitamente menor al establecido en sentido inverso. La UE tiene la obligación política de involucrarse en la solución la crisis sanitaria en todos esos países empobrecidos. Las fronteras no pueden tener nombre de coronavirus y toda persona que llegue a nuestros países debe ser atendida de acuerdo a los derechos humanos.

Os animamos a participar en los dos puntos de encuentro de Caravana Abriendo Fronteras en el estado español y sumaros a la propuesta de acciones y actos en Valencia o Bilbao.