1. Arranca la Caravana Canarias 2021 !!
Nos vamos ya !! 340 activistas venidas de muchas partes del estado.
Vamos a recorrer Canarias durante 10 días. Conoceremos a las asociaciones locales, nos haremos eco de la situación, denunciaremos las cárceles a cielo abierto, las condiciones de acogida indignas, la vulneración de los derechos de las personas…
¡¡Una locura!! ¡¡En tiempo de pandemia!! ¡¡Un peligro para la salud pública !!
¿No es más locura pensar que 23.000 personas este año se han metido en un cayuco para recorrer más de 1.000 km en una ruta que conlleva un 12% de mortalidad?
¿Más locura pensar que el 60% de estas personas son marroquíes que viven a 14 km de las costas españolas y, sin embargo, han «elegido» esa ruta mortífera para llegar a la península?
¿Más locura pensar que detrás de las palabras «Pacto de Migración» presentado en 2020, lo que hay es un aumento de la externalización de las fronteras y de las deportaciones?
¿Más locura pensar que, mientras viajamos tranquilamente en avión, sintiendo un ligero estremecimiento de miedo por la altura, y fastidio por no poder estirar las piernas, por las limitaciones de equipaje, las largas colas…hay miles de personas que han pagado 10 ó 20 más dinero que nosotros para viajar en pateras.?
¡¡Peligroso para la salud pública sería pensar que este año cerca de 2.000 personas han muerto ahogadas en el mar en su intento de llegar a Europa y no pasa nada!!
Nosotras nos vamos para Canarias, mientras que esta mañana en Termibus (Bilbao) Beto invitaba a desayunar a dos africanos exhaustos que venían del sur e iban de camino hasta Francia, mientras Bego saca una cita para empadronar a Ali, mientras en algún lugar de la frontera franco-italiana han salido a rescatar a las personas migrantes y en Bruselas decenas de personas sin papeles llevan meses huelga de hambre…
Echaremos en falta los abrazos y las comidas populares de las Caravanas anteriores, también echaremos en falta las horas compartidos en los largos viajes en autobús hacia Grecia, Italia, Ceuta y Melilla; las poesías, versos, charlas políticas, momentos tiernos y combativos de micrófonos abiertos …
Hoy empieza todo….
2. DILEMAS MORALES:
¡Ya estamos en marcha! ¡Y empiezan los dilemas morales!
¿Donde comer el bocadillo de manera socio-sanitariamente segura? ¿En el aeropuerto? ¿En el avión?¿ En el bus?¿ No comerlo? ¿Compartirlo? ¿acompañarlo con cerveza?
¿Es ético saltarse la cola kilométrica del aeropuerto? No, verdad? ¿Y si es para facturar cuanto antes las banderas de OEE? Tampoco ¿o sí?
¿Y coger rápidamente unas colchonetas del sótano para dormir bien en el instituto que nos han dejado, en el barrio de La Isleta de Gran Canarias, sabiendo que mañana llegan otros centenares de activistas?
¿Es ético no responder a los abrazos de las y los compañeros de Caravana que no hemos visto en dos años? ¿Es cívico hacerlo?
¿Podemos confraternizar y compartir bocadillos con compas de otras burbujas y territorios?
¿Podemos pasear tranquilamente por la playa mientras otras compas se afanan en pintar pancartas y atender la primera rueda de prensa?
Desayunamos. Aquí a los churros los llaman «Madrileños» ¿cómo llamarían entonces a las patatas fritas en Euskadi? ¿Belgiarrak?
Tras duras negociaciones, las compas de las asociaciones canarias han conseguido que podamos alojarnos en el IES La Isleta. Patio interior abierto, abierto, agradable… Hay sin embargo algo entre estas paredes que impide que pueda desconectar del todo de mi vida laboral. ¿Qué será? ¿el color de las paredes?
………….
3. Primer acto reivindicativo-festivo, en la Plaza del Pueblo de La Isleta.
Empieza por la parte festiva, un grupo africo-canario nos pone a tono con el color de esta tierra y la calidez del aire.
La plaza esta rodeada de carteles: «Canarias ni carcel ni tumba»
Toma la palabra Soda Niasse, una mujer senegalesa que llego a Canarias «por la vía letal» «la única posible para las personas africanas». Contradiciendo el artículo 13 de la Declaración de los Derechos de las Personas, sobre el derecho de libre circulación.
Sin embargo, por vías legales viajan el cacao, el uranio, el cobalt, el coltán…que desde África salen hacia las centrales nucleares europeas, nuestros teléfonos móviles…
Habla de los acuerdos de pesca recién firmados que fomentan la explotación desde Europa del litoral senegalés y deja sin fuente de trabajo a los pescadores, de los grandes supermercados franceses (Auchan, Alcampo), que se instalan en Africa y arruinan a los productores y comerciantes locales…
«Rien ne va nous empêcher de venir, même le plus meurtrier des océans» (nada nos impedirá llegar..).
Después, otros grupos amenizan la velada y finalmente varias compas de las asociaciones canarias cogen el micrófono para agradecer nuestra llegada y comentarnos su trabajo de red, acogida, denuncia y sensibilización.. «La Isleta, nos cuentan, fue fundado por personas que migraron desde otras islas, después vinieron personas de la India, de China, de Corea, después fueron las propias personas Canarias que tuvieron que migrar, en los años 50..y en 1994 llegaron los dos primeros migrantes africanos.
Acabamos con una canción del grupo Hermanos Thioune: «yala mayena». En wolof habla de que cada persona tiene algo importante que enriquece al otro…. Con estas sabias palabras, callejeamos por la noche apacible para llegar hasta el instituto donde nos esperan nuestras imperturbables ensaladas envasadas…
…………..
4. Hoy, tercer día del viaje de Caravana abriendo Fronteras a Canarias, nos despertamos con una profusión de actividades, con una cierta dosis de dispersión…mezclada con mucho entusiasmo combativo.
Estamos en La Puntilla (playa de las Canteras). En una esquina, nos hemos sentado a temprana hora para debatir la propuesta de una acción en Bruselas para 2022.
En otra esquina, las compañeras de Valencia dan el último retoque a la acción de ahora mismo, y en la tercera esquina, unas compañeras y compañeros van ensayando la melodía para las consignas de las demás manis, con instrumentos musicales. Todavía queda otra esquina para el espectáculo teatral de Naby Zana y Emma Alvarez «Alma de mundo, cuerpo de tierra» que escenifica la angustia del viaje en patera, en la playa, con ritmo agobiante de percusión…
¡Menos mal que la plaza es cuadrada y no hexagonal que si no esto no acaba nunca!
Aún y todo, multitud de activistas deambulan buscando qué reunión o qué tarea les corresponde …o les apetece….
Empieza la acción de denuncia preparada; ondean las banderas de las nacionalidades más representadas entre las víctimas de las fronteras: Marruecos, Argelia, Guinea Conakry, Mali, Costa de Marfil, y llevan lápidas con los nombres de las personas fallecidas.
Coreamos consignas:
«Migrar es un derecho, no un delito»
«No son ahogados, son asesinados»
«Ayer emigramos, hoy discriminamos»
Recorremos estoicamente todo el paseo marítimo a pleno sol, pasando sin pestañear delante de los anuncios «cerveza helada.1€», tal Ulyses ante las sirenas en su viaje a Itaca.
Relevo a una de las compañeras que lleva una lápida (pesan lo suyo). La cargo y sigo caminando. Al cabo de un rato, doy la vuelta al tablón de madera y leo el nombre. «Abdu Kone, muerto el 22 de noviembre de 2020» No sé más de él pero me imagino que tendrá la edad de mi hijo. Seguramente no su color de pelo, pero anhelos parecidos: estudiar, trabajar, hacer deporte y salir de fiesta con los amigos… La lápida de repente me pesa mucho más, y siento a través de las fibras de la madera los latidos del corazón de su madre, su angustia….
Espero que el calor de la manifestación fortalezca la lucha de la familia de Abdu. Insh Allah!!
Desde la playa y los balcones, muy concurridos, vemos puños levantados y miradas cómplices.
Ahora toma la palabra Aboubakar, de Camerún.
«No puedo explicar por qué estoy aquí porque tampoco puedo explicar por qué sale el sol. Soy parte del mundo. En mi país no estamos libres porque hemos perdido nuestra identidad. ¿Por qué en Camerún hablamos francés e inglés y no camerunés? Cuándo los españoles vais a Guinea (Ecuatorial), habláis vuestro idioma, y cuando nosotros venimos aquí, también hablamos vuestro idioma…
Tampoco podemos utilizar nuestra moneda sino el franco CFA heredado de la colonización francesa. Los lugares tienen nombres europeos. Hemos perdido nuestra identidad y nuestra libertad.
¿Y nos preguntáis por qué venimos aquí?
………………….
5. En el IES La Isleta de Las Palmas, ayer a la tarde, hemos tenido un panel de charlistas impresionante: diez mujeres nos han puesto al día de la situación de Palestina y de Colombia, de las Kellys, de las mujeres trans y de la lucha contra las mutilaciones femeninas, de las redes de apoyo en Canarias y en la frontera italo-francesa, y de los avances del movimiento Regularización Ya.
La noche avanza, y las actividades siguen y siguen:
– taller de clown para preparar las siguientes acciones
– ensayo de canciones militantes, y rancheras mejicanas (rancheras? bai, bai ..auskalo zergatik..)
– ……
Me asombra tanta creatividad a altas horas de la noche así que decido unirme al grupo que va a limpiar los baños.
Y mientras, en esa apacible noche de verano, las compañeras del grupo «Gau txori» de Irun salen al encuentro de los migrantes invisibles que atraviesan las fronteras bien visibles en su imparable viaje.
Y mientras, en la «Iglesia del Beguinage» en pleno centro de Bruselas, 450 hombres y mujeres siguen en huelga de hambre desde el 23 de mayo. «We are Belgium too» es su lema, viven y trabajan en nuestro país hace años. Quieren dejar de ser invisibles y explotadas, piden papeles, piden «Regularización».
Las movilizaciones de apoyo en todo el país se multiplican, la última este domingo con el eslogan: «Sans Papiers lives matter». Movimientos sociales, sindicatos, personalidades del mundo entero manifiestan su apoyo, pero el gobierno no cede.
La tragedia acecha, ya son cerca de 60 días sin comer. Desde el viernes, varias personas han dejado de beber también. Sus vidas cuelgan de un hilo, caben en ese puño cerrado de Black Lives matter que une nuestras rabias y luchas.
¿Pesarán más los sórdidos cálculos políticos que la vida de 450 personas? No sólo está en juego la vida de Nadia, Mohamed, Nabil y las y los demás valientes activistas de Bélgica, está en juego nuestra credibilidad como sociedad europea, la esencia de nuestra identidad y porvenir.
……………..
6. Desde Frontex hasta la Subdelegación de gobierno, nuestro mili-tour por la Isla.
Hoy toca «mili- tour», una modalidad de desplazamiento militante que conocemos muy bien en Ongi E-tourismo, consiste en visitar un país a través de sus lugares estratégicos. En este caso, militarizados.
Empezamos por Canarias 50, una antigua base militar reconvertida en centro de «acogida» de personas en tránsito con un espectáculo de clowns que escenifica la masificación turística y la militarización de la lista.
Cortamos un elegante precinto rojo y blanco y decretamos el cierre del lugar, como primer acontecimiento histórico mundial del día.
Seguimos con la denuncia del militarismo hacia el puerto de Las Palmas, «los buques del puerto no me dejan ver el huerto»
«Los delfines y ballenas también son compañeras»
«Más lapiceros, menos torpedos»
Cogemos la guagua para trasladarnos a la otra punta de la isla y nos concentrarnos delante de la sede de Frontex:
Rosario nos explica la lucha que han llevado a cabo días tras días los y las vecinas, para que en ese lugar haya un parque para el disfrute y la convivencia de la comunidad.
«Más zonas verdes, menos verde en la zona»
Se acerca el mediodía. Hacemos una cola larguísima, en proporción inversa a la diminuta hamburguesa vegana escondida entre pan y pan y adornada con unos centímetritos de lechuga, y servidos, eso sí, con amabilidad y calidez por las compañeras colombianas que sudan la gota gorda delante de las planchas con sus gorros, mascarillas y guantes.
A la hora de la siesta toca CIES (Centro de Internamiento de Extrangerxs) (¿es que no vamos a parar nunca?)
Seguimos caminando, en cuesta, y a pleno sol, con la mascarilla puesta
(!Qué feo se nos va a quedar el bronceado!), en dos filas (que mal llevamos eso de ser llamadas a filas) y con distancia de seguridad (así abultamos más, sobre todo yo)
Y así, sin postre ni café, llegamos delante del CIE de Barranco Seco.
Las compañeras nos informan de las luchas por el cierre de distintos Cies del estado. Recuerdan la muerte de Samba Martine, hace ya 10 años, en el CIE de Aluche, por denegación de asistencia médica. Imad Soltani de la asociación «Terre pour tous» grita, cómo cada vez que tiene un micro delante, para que se oiga la voz de las y los familiares de personas desaparecidas de Túnez y del mundo. «Los muertos no son números. Los familiares necesitan, por lo menos, un lugar en el cementerio para poder llorar sus muertos. Vosotros, los gobiernos, sois los culpables»
Ruben, del Movimiento Migrante Mesoamericano, nos habla de las cárceles migratorias de México. ¿Sabéis cómo se llaman? Estaciones migratorias siglo 21. Y son centros de detención para personas migrantes donde se perpetran asesinatos y violaciones. Han llegado a tener hasta 400000 personas migrantes encerradas.
Seguimos. Seguimos…atravesamos calles céntricas y comerciales delante de las miradas a veces cómplices, sorprendidas, indiferentes, discretamente hostiles quizás. Auskalo! Nuestros pies cansados y nuestras miradas adormiladas ya no distinguen gran cosa, sino unos breves destellos de envidia al pasar por las cafeterías y heladerías.
Llegamos delante de la subdelegación del gobierno canario. Habla Aboubakar.»Por mucho que construyais CIES e imaginéis sistemas cada vez más sofisticados, vamos a estar aquí mientras no nos dejéis vivir libres en nuestros pueblos». «Cuando un portugués llega a un país africano y ve riquezas, y tras de él llegan franceses y españoles, no lo llamáis efecto llamada, pero si un marfileño llega aquí y habla con un compañero maliense, sí lo llamáis efecto llamada.
Aqui, frente a la subdelegación, nos explican las incombustibles compañeras canarias, nos juntamos cada vez que hay un asesinato, cada vez que naufraga una embarcación, que una o varias personas se ahogan en el mar…muchas, muchas, demasiadas veces…
¡¡ Basta ya !!
Y comienza otra noche más para las 450 personas que llevan meses ocupando la Iglesia «du Beguinage» y los locales de la universidad pública de Bruselas.
Hoy cumplen ya 57 días de huelga de hambre.
Mientras ondeaba al viento la pancarta que llevamos para tenerles presentes en Canarias «Sans Papiers lives matter», ha llegado a Bruselas Cedric Herou, el agricultor rebelde del valle de la Roya, (frontera franco-italiana).
Después de aguantar años de juicios y persecuciones por acoger a personas migrantes, ha venido a unir su grito de protesta para romper el silencio cómplice de nuestra sociedad.
………….
7. «Ellos no están muertos, están al otro lado»
Siete de la mañana en un aula cualquiera del IES La Isleta de Las Palmas de Gran Canarias.
Abrimos un ojo, dos, reajustamos las mascarillas para disimular la falta de sueño, y nos dirigimos cómo autómatas hasta la terraza de la esquina para tomar un delicioso café obrero (o sea, un café con leche largo servido con cacao, mucha espuma, y mucho amor).
Antes de las nueve de la mañana nos da tiempo a redactar un comunicado, comprar papel para hacer una última pancarta, visitar los alrededores y prepararme un bocadillo de chorizo con el pan que sobró de ayer para aguantar otro duro día de lucha. Más que una burbuja parecemos un pulpo de ocho tentáculos con tanta actividad.
¿Es poco ético hacer una excepción a mi dieta vegetariana con este bocadillo de chorizo? Sería peor tirar el pan. ¿No? ¿ y comprar ensaladas envasadas con mucho plástico? ¿Es peor?
Hoy, en la subdelegación del gobierno:
«¡ Sus políticas son el virus! «. En el periódico La Provincia: «noticias mal contadas, violencia a mano armada». Luego iremos al cementerio de Argüimes, al puerto de Arguineguín y al aeropuerto.
Llegamos al cementerio de Argüimes. Teo, secretario de la Federación de Asociaciones de African@s en Canarias, nos está esperando. Las palabras de este sociólogo guineano nos cautivan . El micrófono tiembla entre sus manos mientras nos cuenta cómo empezaron a pedir espacio en este pequeño cementerio parroquial para los veinte cuerpos ocupantes de la primera patera que naufragó en la costa canaria.
«Para que ellos, que han muerto luchando, puedan descansar en paz»
«Nosotros, animistas, no morimos, vamos al otro lado, vamos ciclando». «He llamado a las personas desaparecidas, y he recibido la energía de su saludo. No estamos muertos, vivimos, me contestaron».
Ustedes habéis perdido el ubuntu, palabra zulú que significa «yo no soy más que vosotros/vosotras. O todos, todas; o ninguna, ninguno».
¡Y nosotras que ya sólo utilizamos la palabra ubuntu a efectos ofimáticos ! Desde luego lo pervertimos todo.
Habéis venido de lejos, contínua Teo, nosotros también hemos venido de lejos. El mundo se va haciendo cada vez más pequeño, y por eso nos chocamos.
El cura del cementerio parroquial de Argüimes no le ha querido dejar la llave a Teo para que podamos entrar a rendir homenaje a las personas desaparecidas. Pasamos al plan B. Modu, joven senegalés recién llegado a la isla se acerca al micrófono para dirigir una plegaria a sus hermanos y hermanas asesinadas, ahogadas en el mar. Habla en wolof.
«….nangadef….inmigración….Europe…mangifirek…..solidarité….en el mar….»
No entendemos el wolof pero todas entendemos el mensaje.
Volvemos al autobús, dirección al puerto de Arguineguín, siniestro testigo de las llegadas y de las personas náufragas.
La guagua nos lleva hacia el sur de la isla, la parte más soleada y turística.
Atravesamos paisajes desérticos con escasa vegetación, unos pocos cactus, y de repente aparecen urbanizaciones turísticas de pegote, sin ninguna preocupación por la biosfera ni la idiosincrasia del lugar.
¿Quién hablaba ayer del efecto llamada?
¿Quienes conforman las avalanchas peligrosas?
Bajamos del bus y llegamos a San Fernando. Las y los vecinos del barrio nos desgranan los pequeños episodios
que han ido conformando la acogida. Nos animan a no tener miedo a la acogida.
No tenemos miedo. Ni las centenares de familias de Bélgica que acogen a las personas migrantes en su tránsito hacia Inglaterra, ni las de Lilles y alrededor que recogen a los compañeros que malviven en Calais para pasar un fin de semana de descanso, ni las de Bayonne que se han hecho cargo de jóvenes menores, ni los hogares de Briançon, pueblo de montaña con muy bajas temperaturas nocturnas que no quiere dejar a nadie en la intemperie, ni la red de casas de oeeetxean, en Bizkaia, que acogen puntualmente jóvenes migrantes que duermen en la calle.
«On n’ a pas peur» (No tenemos miedo) repetía anteayer Soda Niasse, activista canaria, con el puño levantado.
Subimos al autobús. Después de un rato oímos a las compañeras canarias hablar por teléfono. Siete personas se han quedado en San Fernando. Hay que ir a buscarlas. ¿o no?
¿Quién sabe si no han decidido quedarse a vivir en esa tentadora isla, seducidas por los paisajes volcánicos, el oleaje feroz del Atlántico, abducidas por el verdor de los cactus y palmeras y, sobre todo, por la calidez del habla canaria?
Seguimos hasta el aeropuerto, pasando de las personas trabajadoras y turistas sorprendidas.
«¡Esos de enfrente, deportan a la gente!
¡Ninguna persona, es ilegal!»
Creo que si me pica un mosquito en medio de la noche me despertaré gritando ¡Es ilegal!
En el aeropuerto me acuerdo de Semira Adamu, joven nigeriana ahogada con el cojín que pretendía absorber sus gritos de protesta mientras la deportaban forzosamente desde el aeropuerto belga de Zaventem en 1998.
Muy presente también tenemos a Yaya Karamogo, joven marfileño que se ahogó en el río Bidasoa entre Irun y Hendaya el pasado dos de mayo.
A Tessfit que después de lograr llegar desde Eritrea se quitó la vida en en el mismo lugar el 18 de abril 2021.
Las fronteras matan de mil maneras, nosotras también lucharemos de mil maneras.
Hasta el extremo de los huelguistas de L’ Union des Sans-Papiers pour la Regularización de Bruselas que ya llevan 58 días en huelga de hambre.
El bus nos devuelve por fin a La Isleta y retomamos las actividades frenéticas: reunión de preparación de la acción de pasado mañana, asambleas varias, rotulación de más cárteles, búsqueda de material, reparto de tareas varias…Yo intento escaquearme y me escondo con mi libreta (en algún momento tengo que escribir estas malditas crónicas, ¿no?), pero al final me toca ir al supermercado a hacer acopio de ensaladas plastificadas para la cena.
A la noche, ya no tenemos el ardor festivo-combativo de las noches anteriores, no entonamos ni Bella Ciao, ni Grandola Villa Morena ni na. Arreglamos los despertadores para las 05.00 que mañana toca madrugar. Los colchones neumáticos engullen nuestros cuerpos cansados y las improvisadas almohadas cobijan nuestros sueños de resistencias más locos.
Y mientras, hombres y mujeres jóvenes y menos jóvenes, aquí al lado, perdidos en el Atlántico, atisban el horizonte para intentar avistar la costa.
¿Llegarán a tiempo? ¿Llegaremos a tiempo de parar tanta barbarie?
………..
8. Los pulpos no necesitan pasaportes ni protección internacional para llegar a nuestras mesas
Cinco y media de la mañana. Suena un maldito despertador. La burbuja se activa…blup blup blup…Las colchonetas se desinflan, los sacos de dormir se doblan velozmente y se introducen en la maletas, y antes de que me dé tiempo a levantarme, ya están barriendo el suelo y poniendo en su lugar las mesas y sillas.
Son las seis de la mañana y ya está todo desalojado. Nos sobra tiempo
¿Qué hacemos?
¿Redactamos otro comunicado? ¿Ensayamos nuevas consignas? ¿Hacemos abdominales? ¿taichi? ¿mindfulness?
Nada de eso, una última mirada al IES La Isleta, alojamiento colectivo obtenido gracias a la tenacidad de las compañeras canarias, y arrastramos las maletas hacia el puerto donde vamos a embarcar en el ferry hacia Tenerife.
Improvisamos un desayuno mezclando café soluble en los botellines de agua fría, con el pan de anteayer, o del día anterior, el bizcocho de hace tres días, medio bote de aceitunas, y unos tomatitos que rodaban por allí.
Subimos al ferry. El Atlántico es bravo, varias compañeras se marean. Es el mismo océano que atraviesan hombres, mujeres, y familias enteras subidos en una frágil embarcación cinco, ocho o más días, desde las costas de Senegal o Mauritania. Acechadas por el hambre, la sed, el mareo, el combustible que escasea, y la policía.
¿ Cuáles son las habilidades de un buen caravanista? :
– Resistir a mareos, ronquidos y largas caminatas a pleno sol.
– Tener el ubuntu a punto para poder seguir el ritmo a pesar de no tener siempre muy claro dónde vamos, cómo, dónde están las maletas, qué tenemos que cantar o gritar, si toca minuto de silencia, fotocall o tumbarse en el suelo.
– Poder hablar amablemente con cualquier alegre activista que te viene a interrumpir mientras estás sumergida en redactar la crónica en el móvil.
– saber montar una tienda a oscuras, comer con las manos, sobrevivir sin baños ni enchufes, comer de bocata hasta que te sale el pan por las orejas, calmar diplomáticamente el ánimo combativo de incombustibles activistas que proponen acciones arriesgadas fuera del programa consensuado, y todo eso con las sonrisas, claro. !Hay que salir bien en las fotos!
Desembarcamos en Tenerife: guardamos las maletas, desplegamos las pancartas, gritamos y caminamos. Ya que es el quinto día, lo hacemos con las manos en el bolsillo, los ojos vendados y a la pata coja.
Después de dos horas de manifestación, llegamos al centro de Santa Cruz, a pleno sol, en cuesta, y cuándo gritan «verguenza», estoy oyendo «cerveza». La policía carga contra una compañera en la acción frente a la subdelegación del gobierno y mientras la llevan dentro de la comisaría, nos sentamos pacíficamente en el asfalto ardiendo. Saco mi pañuelo de Ongi Etorri del cuello para no quemarme el trasero
Utilidades de un pañuelo de OEE:
– sentarse encima
– ponerlo en el pelo para disimular varios días sin lavarlo
– envolver los tomates de la cena
– atarlo a la maleta para no perderla
– meter los panecillos del desayuno para no gastar plato de plástico
-reconocer de lejos a las compañeras de Bizkaia
-sentirnos unas valientes activistas
– hacer cadenas humanas modelo post covid
-si no hay más remedio, limpiarnos las manos y sonarnos los mocos…eso sí…sólo una vez.
Por cierto, los vendemos en el local de OEE de la calle Pelota, en Bilbao.
Porque mientras estamos aqui, las y los valientes activistas dándolo todo, jugándonos el pellejo, los y las compañeras doblan afanosamente la ropa del almacén, en los turnos abren el local para recibir y orientar a personas migrantes y autóctonas, otras compas están traduciendo los comunicados, y así sin parar…….
Y los y las compañeras de Karmela y de la harrera de Atxuri, en Bilbao, están barriendo los locales autogestionados después de celebrar el Eid, la fiesta del cordero.
Llegamos a El Fraile, en el sur de la isla, un barrio humilde donde vamos a hablar de acogida. Nos sentamos en círculo en el parque para escuchar a un compañero militante panafricanista que nos habla del proyecto de farmacia comunitaria
«Porque a pesar de la imagen de buena salud que dan las personas migrantes, por ser jóvenes y resistentes, la violencia estructural y el racismo afectan mucho a su salud.
Daniel va dando la palabra, poco a poco, a las personas jóvenes migrantes recién llegadas y a las que conforman la red de apoyo. Explica que muchas de ellas han salido de los centros de acogida «oficiales» por el miedo a ser deportadas y, después de dormir en la calle, han sido acogidas por las y los vecinos. También recalca que a las y los europeos se nos suele olvidar mencionar las prácticas de solidaridad y acogida de las propias personas migrantes.
Le toca el turno a Sukaina, presidenta de la red de asociaciones de migrantes de Tenerife. Esa red nació durante la pandemia.
«ya sabéis cómo está el mercado laboral: el migrante siempre es el último en entrar y el primero en salir. Siempre nos falta algún documento».
«Para que un pescado o un pulpo llegue desde la costa de Senegal hasta Europa, no le hace falta ni visado ni protección internacional»
Soukaina denuncia también la brutalidad de la llegada a costas europeas, cuando separan a familias e hijas e hijos menores a la espera de una prueba de ADN que se eterniza, el poco interés de reagrupar a las familias en el caso de las y los menores que llegan solos y solas.
Así conocimos el caso de las hijas de Mamadou, residente legal en Francia desde el 2017. Sus hijas menores siguen retenidas en el centro de menores de Gran Canarias. ¿A la espera de que? Nadie dice nada, no concreta nada.
Terminamos el acto con una larga cola cuyo premio es un delicioso pollo con arroz y salsa de verdura picante para las 200 primeras, un apetitoso pollo con verdura para las 50 siguientes, y un apetitoso pollo para las 25 siguientes. Las últimas agarran un cacho pan corriendo antes de meterse al autobús !! y sin rechistar !! Otra cola más delante del camping Montaña Roja donde montamos las tiendas con las pocas fuerzas que nos quedan. Y tampoco rechistamos. Cae una noche suave y estrellada …
Termina la jornada también en los pisos de Irala, Barakaldo, Atxondo, Artea, Gallarta, Sestao, Arrigorriaga, Ermua… en Bizkaia donde experimentamos desde Ongi Etorri, Artea Sarea, Agharas… otros modelos de acogida.
Y en las casas de Modu, Fatima, Fal, Mamadu y Mariam que sigilosamente, sin ruido ni bombo, acogen noche tras noche a sus paisanas y paisanos.
Pero todavía es de día en el centro de detención de Tapachula, el la frontera entre Guatemala y Méjico donde miles de personas esperan a ser deportadas hacia los países que se han visto empujadas a abandonar: Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Volverán a intentarlo y caminan incansables, atravesando pueblos empobrecidos y desiertos.
………….
9. «Queremos cruzar las fronteras como la caravana»
Nos despertamos en el camping de la Montaña Roja en Tenerife, antes de las siete de la mañana, acunadas por el suave murmullo de las olas. Saco la cabeza fuera de la tienda y alargo la mano para abrir la maleta. ¿Qué camiseta me pondré hoy?
¿La negra y anaranjada de No Border camp 2016? ¿ la gris de Inor ez da ilegala? ¿la rosa de obrim fronteres?
Año tras año, vamos alargando la duración de la caravana para que nos dé tiempo a lucirlas todas.
Me decidi por la de No Border, en recuerdo a los encantadores activistas griegos y alemanes acampados en la universidad de Tesalónica que nos llevaban a manifestar delante de los centros de detención, todas y todos de negro con sus botas y todo el atuendo estilo Black block. Armaban jaleo, nos íbamos corriendo delante de la policía, y luego se quitaban los pasamontañas, se ponían los guantes de plástico y nos preparaban aromáticas alubias veganas.
¿Dónde estarán ahora? ¿Se habrán convertido en aburridos y aburridas funcionarias como yo?
Hemos llegado al parque del barrio del Fraile, ayudamos a Mari a repartir unos deliciosos buñuelos, té y café.
Empieza la asamblea de Caravana Abriendo Fronteras.
Damos un repaso a nuestros tonos y actitudes en todos los ámbitos y momentos, con todas las personas.
Intentamos detectar y corregir micro -racismo, micro-machismo, actitudes colonialistas o paternalistas.
¿Es paternalismo comprar a los jóvenes senegaleses y malienses recién llegados las pulseras que nos venden al doble del precio? ¿Es capitalismo despiadado intentar rebajar el precio?
¿Es machismo pedirle a un hombre ayuda para cargar con mi maleta en vez de pedírselo a una mujer?
¿Es edadismo sugerir a algunas de nuestras encantadoras personas jubiladas hiperactivas que cojan un taxi o descansen un poco?
¿Es gordofobia proponer siempre manifestaciones cuesta arriba, más costosas para las personas de más peso?
¿txikifobia que el tamaño de las camisetas militantes siempre me queden grandes?
¿Es etnicismo avasallador hablar siempre del grupo de Bizkaia aunque incluya compas de Cantabria, Miranda y Huesca?
En estos viajes de volun-turismo aprendemos mucho.
¿Sabéis qué es la bifilofobia? El hastío que provoca oír continuamente la imposición de caminar en dos filas. ¿y la meganofobia? Despertarse a la mañana con la esperanza de que la persona encargada del megáfono se haya quedado ronca. ¿y la ogitartekoaskofobia? El malestar generado por el consumo excesivo de bocadillos (ogitarteko=bocadillo, asko= mucho). ¿y la burbujofilia? El amor que voy sintiendo cada día para con el grupo de personas amigas con las que comparto estas vivencias: la que madruga y explora, la que enseguida descubre las terrazas, las que llevan y diseñan maravillosas pancartas, que nos conducen por todos los rincones de las islas con o sin googlemaps, mis compañeras de burbuja con las que cantamos, charlamos, reímos y roncamos.
Desplegamos las pancartas y caminamos por el paseo marítimo Las Américas-Los Cristianos, donde llegan los buques de salvamento marítimo. (¿Cómo podríamos rebautizarlo desde una perspectiva decolonial?). Atravesamos calles comerciales y turísticas: «Beach store» «Palm beach», «Kuala Lumpur» «Steack house greek»
¿Quién invade a quien?
Mientras caminando a ritmo festivo, con el apoyo de Javi que nos enseña a andar escuchando el ritmo del corazón y marcándolo con percusión, pienso que estas manis incluyen un curriculum completo:
– música, ritmos y canto
– idiomas varios gracias a las consignas en inglés, italiano, wolof, árabe, catalán, euskara…
– educación física: «abajo las fronteras que van a caer que van a caer/arriba los derechos que van a vencer que van a vencer» (agachándonos y levantándonos cada vez con más dificultad…).
Realizamos una enorme cadena humana alrededor de la playa (la modalidad post-covid, con pañuelos de OEE) simulando el cierre de la misma. Las reacciones son varias: desde las personas currelas de los bares que aplauden hasta la señora que arremete contra la Caravana, los migrantes y el mundo entero.
Cuando estamos a punto de subir a los buses para volver al norte de la isla (o al sur, no me acuerdo), nos avisan de una detención. ¿Quién ha visto que? Dicen que han dicho que la policía ha detenido a dos jóvenes migrantes del campamento de Las Raíces que iban con nosotros. ¡Que bajemos del bus porque de aquí no nos vamos hasta que salgan de comisaría! ¡Que subamos al bus para recibir información! ¡Que vamos andando a protestar delante de comisaria! !Que en autobús! !Que en silencio! , ¡Que cantando! ¡De dos en dos! ¡De uno en uno!
¡Que vamos al campamento de Las Raices! !Que no! , !A la cárcel de Tenerife!, ¡Al camping!
¿Por qué nadie ordena que nos demos un chapuzón en el mar?
¡Han soltado a los dos compañeros !!
Subimos dócilmente al bus. Nos lleva a Las Raices, macro centro de «acogida». Allí nos espera un grupo nutrido de jóvenes africanos y varias personas jóvenes de la Asamblea de Apoyo a Personas Migrantes de Tenerife. Nos encontramos en lo que llaman «la Galicia canaria», en medio de un bosque de eucaliptus donde sopla un vendaval que nos deja a todas tiritando de frío.
Avistamos varias precarias tiendas de lona que un grupo de migrantes puso en febrero cuando, acuciados por el frío, la falta de higiene y la comida en mal estado, decidieron salir del centro para protestar, quedándose a la intemperie, sin comida ni apoyo legal. Las y los vecinos se organizaron para apoyarles. «Somos un pueblo que hemos emigrado siempre. ¿Quién no tiene un pariente en Venezuela o en Cuba?
Mari, de la Red Migrante de Tenerife, nos lo cuenta. Esa mujer africana que lleva 17 años en la isla explica cómo ha ido acogiendo migrantes en su casa, incluso pidiendo prestados coches a sus amistades para que los chicos puedan dormir calientes. «Hay que escuchar a los chicos», nos dice, «cada uno tiene una historia diferente que le ha empujado a coger un cayuco». Agradecen nuestra presencia, en este rincón escondido de la isla. Nosotras no aportamos comida, ni ropa, ni medicina, pero aquí estamos, para atraer la atención mediática sobre estas realidades ocultas, para demostrarles que no están solas: en los centros de detención y campamentos de Tesalónica, en Melilla y Ceuta, en Sicilia, en Huelva… y allí seguiremos.
«Lo que queremos, explican reiteradamente los jóvenes, es salir de aquí y cruzar la frontera como la caravana. Nuestras familias nos preguntan si ya estamos trabajando, y sin embargo estamos aquí sin hacer nada. Solo comer y dormir».
Denuncian también la ansiedad y el estrés generados por la incertidumbre, la falta de información, las decisiones de traslado comunicadas en el último momento. De esta forma, pierden totalmente el control sobre su itinerario migratorio, sobre su vida.
Nos arrastramos hasta el club de atletismo, donde, una vez más, las compañeras canarias han encontrado un alojamiento colectivo burbujeable.
En Bélgica l’ Union des Sans Papiers pour la Regularisació ha suspendido la huelga, esperanzados por la posibilidad de un acuerdo. ¡ Pero la lucha sigue !!
Han empezado a alimentarse con suero, gota a gota, como las gotas de esperanza que nacen de las pequeñas y grandes hazañas cotidianas.
Ayer 300 personas migrantes lograron entrar a Melilla tras saltar la valla.
Hace cinco días, 430 personas lograron llegar a Inglaterra desde Calais por el mar a pesar de los drones, de los infrarrojos, de los muros y helicópteros. Nos comunican desde l’ Auberge des Migrants.
Fatou, que llevaba dos años a cargo de la diputación de menores en Huelva, ha podido por fin juntarse con su madre en Francia. Ya tiene 8 años, ¿quien le devolverá esos dos años que la indiferencia de la burocracia de su infancia?
En el instituto de Igorre, en Bizkaia, Jassine, que llegó de Marruecos hace cuatro años, ha aprobado el primer curso de bachiller en euskara E Ikram en Bilbao, que llegó hace dos años desde Tánger, tiene la mejor nota de su clase en mate.
En Briançon Ayman, Abdallah y Ahmed han logrado un trabajo digno con el que pueden por fín construir su vida.
En Bilbao Suleyman está a punto de conseguir los papeles por arraigo tras demostrar tres años de permanencia y la promesa de un contrato de trabajo de un año.
En Basoa, y en muchos pueblos y barrios de Europa estamos preparando la llegada de las y los Zapatistas . Vienen a compartir sus experiencias y anhelos con «los tod@s que en todos los mundos lugar para tod@s quieren»
Y terminaremos con un cuento zapatista:
«Y así fue como la guacamaya se agarró cola y ahí la anda paseando, por si a los hombres y a las mujeres se les olvida que muchos son los colores y los pensamientos, y que el mundo será alegre si todos los colores y todos los pensamientos tienen su lugar».
………….
10. Si has venido a este mundo y no has sido capaz de reparar un corazón, no has venido a nada.
Ocho de la mañana en el centro de atletismo de La Laguna, en la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
Nos despertamos y sacamos a ciegas la mano del saco de dormir para coger el móvil y buscamos en telegram los últimos ajustes del programa de este viernes. Porque el programa de papel que imprimimos antes de salir, entre las manchas de café y los cambios constantes, hace tiempo que lo hemos tenido que jubilar.
La guagua (autobús) nos viene a recoger para llevarnos a Las Raíces, el macro-campamento que conocimos ayer.
Catamos otra vez el frío de la Galicia canaria. Salimos a manifestarnos junto a los jóvenes que allí malviven en la provisionalidad constante. Empezamos el recorrido en dos columnas que nos llevarán a la Plaza del Adelantado, en el casco histórico de La Laguna.
Al llegar a la Plaza, Mohamed y Omar nos comparten sus preocupaciones sobre las condiciones de vida en el campamento. «Mentalment on est morts » (mentalmente estamos muertos). «No sabemos nunca qué pasa, no podemos saber nada. Hay gente que se queda aquí más de seis, ocho meses y no sabemos por qué. Pedimos información: «mañana, mañana». Vemos a la noche nuestro nombre en una lista para irnos al día siguiente sin saber a donde».
Aboubakar, activista y pintor que vino con la caravana de Huelva, nos ofrece otra de sus metáforas.
«No me gusta hablar de cómo hemos venido. Tenemos que mirar para adelante. Es como en España cuando hay una boda y la gente se compra la ropa ocho meses antes. Nosotros tenemos que prepararnos para el futuro.»
¿Qué vamos a hacer para que las cosas ocurran de forma diferente? Prosigue.
«Lo que ocurre aquí no es falta de recursos, es falta de amor»
Tras comprar otras tantas pulseras coloridas (no os hagáis ilusiones, no habrá para todas), nos dispersamos por las callejuelas buscando un sitio para comer.
La Laguna, tercera ciudad de Canarias, es patrimonio de la humanidad, por sus casitas coloridas de estilo colonial. Los vientos alisios le dotan de una climatología diferente, con una llovizna frecuente, como vamos a comprobar pronto.
Nos juntamos en la céntrica Plaza del Cristo para hablar de mujeres y migración.
¿Dónde están las mujeres?
Sabemos que existe un centro para mujeres aquí pero no hemos podido verlas, ni escucharlas, sabemos muy poco de sus recorridos migratorios.
Hablamos de los test ADN que se demoran y separan a las familias a su llegada, de las condiciones en las que tienen que trabajar las mujeres migrantes :
«No nos preocupan los techos de cristal. Nos preocupa la que limpia los cristales».
Comentan también la preocupación de las personas LGTBI que quieren solicitar asilo por este motivo y les intentan disuadir con un cuestionario incomprensible y kafkiano.
La lluvia no cesa. No la podemos llamar txirimiri porque sería apropiación cultural pero bien que se parece…
Nos refugiamos debajo de los soportales y los ponentes, imperturbables, siguen cómo si nada (ostia, parecen Bilbainos. Ups,¡ perdón, se me ha escapado!).
La hermana Leticia, misionera scalabriana, incansable defensora de los albergues para migrantes de México frente a los narcos y políticos corruptos. Nos introduce la situación de las fronteras americanas. Habla de la militarización de las rutas migratorias, ahora que México se ha convertido en un corredor internacional, cuando las personas que buscan a sus familiares desaparecidas también desaparecen.
El horror es el mismo, sigue Leticia : la geografía cambia, pero la praxis es la misma. La gente muere en el tren de la Bestia, en el desierto de México, en las alambradas, en los mares y océanos…
¡ Las vidas migradas importan !
Don Lolo, otro testigo que viaja con el grupo italiano Carovane Migranti, cuyo hermano desapareció en una masacre en Honduras el dos de mayo 2012 exhorta a todas las personas militantes a la unidad.
¿No os dais cuenta que somos un solo cuerpo?
«Los pulmones no se parecen a las piernas, ni los brazos a las orejas pero son partes de un mismo cuerpo y las necesitamos a todas.»
Por cierto, ¿Os imagináis que tengamos que viajar juntas en una patera?
¿Con los afanes de protagonismo y la falta de sentido comunitario de la que sufrimos mucho en Europa ? ¿con nuestro ongietorricentrismo?
¡Que llevo yo el GPS ! ¡Que lo pongas en euskara ! ¡Pon la letra más grande que no leo! Espera que me pongo las gafas. ¡Que llevo yo la burbuja! ¡la tuya es una mierda del decathtlon, mejor la mía que es del Coronel Tapioca! ¿Es de comercio justo ? ¡Que os pongais protección solar! ¿Las racializadas también? ¿Dónde está la comida para los celíacos, veganos y crudívoros ? ¿y las birras? ¡Vienen los de salvamento marítimo a rescatarnos! ¡A mí no me va a salvar una jodida ONG cómplice de la opresión hetero-patriarcal y del capital!
¡No íbamos a sobrevivir ni 24 horas !
Y en un macrocentro como el de Las Raíces, no quiero ni pensarlo, seguro que a los dos días sacábamos los cuchillos…
«Nos unen cosas muy tristes, prosigue Don Lolo pero viendo todas las personas que hemos venido aquí, creo que el mundo va a mejorar»
Cuando la sangre se derrama, nace la semilla. Mi hermano Mauricio tuvo que morir para que yo me convirtiera en defensor de los derechos humanos. He llorado mucho, mucho, pero de allí han salido cosas buenas y generosas.
Si has venido a este mundo y no has sido capaz de reparar un corazón, no has venido a nada.
Para nuestros muertos y desaparecidos no queremos la palabra reparación. Se reparan los electrodomésticos, no las personas.
Una compañera italiana de Carovane Migranti nos lee la carta de Jalila, madre tunecina de dos hijos desaparecidos.
«Desde el momento que supe de la muerte de mis hijos, juré que lucharía por ellos hasta mi último aliento. »
Nos hablan de la manta de la memoria de Daniela Gioda. La empezó a tejer para conmemorar los 10 años de la masacre de 72 migrantes en Tamaulipas (México). En ella muchas personas van bordando los nombres de las víctimas de las fronteras. En en ese tejer conjunto, las manos y las miradas se encuentran, las vidas se unen. Leemos el nombre de Moussa Balde, el joven guineano de 23 años que se suicidó hace pocas semanas en el centro de identificación y detención de Turín. Nos enseñan la humilde sábana blanca donde con hilo rojo han bordado en estos días los nombres de Hedi y Mahdi, los hijos de Jamila, el de Mauricio, el hermano de Don Lolo, y tantos otros…
El ruidito incesante de la lluvia es interrumpido por un ruido de taconeo y entra una mujer joven vestida de ejecutiva. Nos miramos un momento con desconcierto pensando que se ha equivocado de lugar pero no. Lala es saharaoui, es la hija de Soukaina, de la que hablé hace dos días ¿Os acordáis? ¿o me leéis en diagonal , buscando algún chiste graciosillo? ……¡Pués os vais a fastidiar, hoy no pongo ninguno más!
¿Os preguntaréis qué hace aquí esta chica con estos tacones, verdad ? Empieza Lala. De pequeña, en el campamento de personas refugiadas de Tinduf donde vivía, soñaba con tener tacones, y rellenaba mis chanclas con piedras. Más tarde pude cumplir con mi sueño.
En África todas las personas no son pobres. No todo es miseria.
Dejémonos de tantos prejuicios. He tenido una infancia muy feliz en los campamentos. He venido a Europa con ocho años, así que ahora mis privilegios me sitúan a un nivel de responsabilidad.
Muchas veces nos preguntamos, sigue Lala:
¿Y qué hacemos ? ¡¡ Lo estamos haciendo !! Aquí estamos, bajo la lluvia, con charlas y manifestaciones, en un intento de visibilizar las vidas de las personas que migran.
Terminan las intervenciones y la guagua nos devuelve al centro de atletismo.
Otro día más.
Otra noche más a la intemperie para los jóvenes migrantes que la policía desalojó ayer de las canchas de Atxuri (Bilbao) donde habían encontrado cobijo, mojando las mantas con manguera y echándoles agua en la cara, tal cómo lo denuncia el grupo de harrera (acogida) de Atxuri.
¿ Y mañana ?
Mañana, en Bélgica, los refugiados seguirán trabajando para reconstruir la Walonia devastada por las inundaciones.
Y Bxl Refuges lanzará la 4. Edición de «run4refugees ». Se trata de correr la tradicional carrera de 20 km de Bruxelles, y hacerlo para apoyar el trabajo de la plataforma ciudadana.
Cómo corrimos el año pasado en la carrera organizada por Pasaje Seguro en Santander (en vez de 20 eran 6 km, menos mal ! ).
Y en octubre de este año empezará La Marche, un festival itinerante organizado por el grupo de teatro Handspring Puppet Company. Una muñeca de 3,5 m « la petite Amal » recorrera 8000 km, desde la frontera turco-siria hasta el Reino Unido para recordar la situación de las personas menores no acompañadas.
Seguiremos…… caminando, corriendo cocinando, doblando ropa, redactando comunicados, cantando, acogiendo, empadronando, cuidando, leyendo y escuchando.
Porque, como dice Naomi Klein, « el miedo paraliza sólo si no se sabe hacia dónde correr. »
————–
11. ¡La frontera eres tú!
¡Del maltrato te lucras tú!
Hoy es el noveno y último día de Caravana Abriendo Fronteras que este año ha recorrido las islas de Gran Canaria y Tenerife para visibilizar las situaciones extremas que allí viven las personas en tránsito.
Me despierta el ruido del viento alisio que sopla con fuerza, empujado por el imponente volcán del Teide.
Echo un vistazo por la ventana para preparar mi diminuta mochila con todo lo necesario para doce horas de intensa actividad. La climatología particular del norte de Tenerife no me lo pone fácil. La «panza de burro» amenaza constantemente con descargar lluvia y fuertes vientos, pero la pandemia nos obliga a tener todas las actividades al aire libre; así que al final de la tarde, nos cobijamos como podemos para aguantar largas charlas y reuniones. Meto en la mochila la protección solar, el sweater, la botella de agua, la cartera, las gafas y, lo más importante, la libreta de apuntes pequeñita que me cabe en la mano y me permite escribir en el bus, sentada en la acera, haciendo cola, caminando…
Bajamos al bar y pedimos un café obrero y una pulguita de atún (bocadillo pequeño) ¡Qué rápido se acostumbra una a lo bueno!
Hoy vamos a manifestarnos contra el racismo desde el barrio de Taco hasta el parque de La Granja.
Antes de empezar el recorrido, nos dan la bienvenida Araceli, Montse y Paula de la plataforma «Taco contra el racismo».
Se avanza Montse, una vecina del barrio que camina encorvada por el peso de los años y ayudada por su muleta. No nos va a poder acompañar en el recorrido pero se alegra de ver esta caravana intercultural e inter-generacional.
Paula, de la red migrante de Tenerife y también del movimiento panafricanista, nos explica cómo se construyó el barrio de Talco a partir de la población que había emigrado desde otras islas hasta hoy que conviven más de cien nacionalidades diferentes y se ven muchas parejas interculturales. «El amor no tiene fronteras»
«Siento incontinencia emocional» dice. «Es maravilloso ver a tanta gente de diferentes sitios que piensa igual que muchas personas aquí.«Vivimos tan aisladas en la isla».
Las compañeras de la Red de Apoyo a Migrantes de Tenerife han organizado el transporte desde el campamento de Las Raíces para varias decenas de jóvenes africanos que nos acompañan otro día más gritando consignas y haciendo suya esta protesta por el libre tránsito, el derecho a migrar y a no migrar.
Recorremos las calles de este barrio humilde con nuestras pancartas. La acogida es cálida. En las diminutas ventanas de los bloques de viviendas baratas, muchas personas aplauden o levantan el puño, identificadas en la misma lucha, con sus rostros agrietados por el sol y la dura labor.
Pasamos delante del centro de acogida integral (CAI) para mujeres migrantes instalado en la antigua cárcel de Tenerife 1. Hace unos meses las mujeres salieron a protestar por la gestión de Cruz Roja : falta de ropa y comida, escasa atención a mujeres embarazadas, no escolarización de los niños y niñas.. «No somos mercancías, somos sujetos políticos»
Hoy no las vemos.
Terminamos en el parque de la Granja con una adaptación de la coreografía de la canción «un violador en tu camino» del grupo de mujeres chilenas Las Tesis preparada por el grupo Mugak Zabalduz de Navarra.
«Hoy venimos a quemar
el sistema colonial
que maltrata, asesina, tortura y quema.
Y la culpa no era tuya
Ni por qué ibas
Ni a donde movías
La frontera eres tú
Del maltrato te lucras tú»
La percusión retumba con fuerza en ese céntrico parque de Santa Cruz, rotunda y contundente como el mensaje de denuncia del negocio de las fronteras, que señala también a la Cruz Roja.
Nos dispersamos para coger el tranvía de vuelta a La Laguna y para la asamblea final.
Me acerco a un grupo de jóvenes africanos para traducirle al francés las intervenciones, pero no parecen demasiado interesados en nuestros debates y valoraciones.
¡¡ No me extraña !!
Mamadou, alto y delgado, flota en el chándal azul marino que le ha dado la Cruz Roja.
Es maliense, habla bambara y soninke además del francés y ha venido junto a su hermano. Me pregunta por qué tienen que seguir unas reglas tan estrictas en el centro, por qué esperar tanto, por qué les mandan de un sitio a otro. Intento contestar pero me cuesta.
¿Cuál es el idioma que explica la sinrazón y la crueldad del control de fronteras?
¿Cómo hablar con Mamadou, que ha tomado la valiente y arriesgada decisión de salir de su país en guerra, atravesar el desierto y subirse a una patera, sabiendo que muchos no llegan a tierra? ¿Cómo explicarle que pasarán todavía años, y muy duros, hasta que se convierta en dueño de su propia vida, en sujeto de derecho?
No le pregunto nada. Ni cómo ha venido, ni por qué ha salido de su país. No me toca a mí hacer preguntas.
En la asamblea, desde los grupos que hemos venido de Euskal Herria, Catalunya, Burgos, Madrid, Huesca, Huelva, Baleares, Extremadura, Andalucía…agradecemos la labor de las asociaciones canarias que, sobrepasadas por el trabajo de acogida y denuncia, y con las limitaciones impuestas por la pandemia (Tenerife está a punto de entrar en el nivel cuatro de alerta, cada vez con más restricciones de aforo y actividades) han podido recibir y organizar a 340 activistas con sus pañuelos amarillos y anaranjados, sus tatuajes, piercing, pelo blanco, muletas, gafas para ver de cerca, pronto sonotones, gorras y camisetas reivindicativas, con su afán de ver, saber y fotografiar, con sus egos que no siempre caben en nuestras diminutas mochilas y riñoneras.
Seguimos la sesión con varias experiencias:
Ali y Bouba nos explican cómo han formado un grupo de teatro en un centro de acogida de La Palma, que pone en escena su propia experiencia: haber sobrevivido a un viaje en pateras, incluyendo los tres últimos días a la deriva sin agua ni comida. El teatro les ayuda a superarlo y sensibiliza a la población de la isla.
Daniela y Patrizzia, compañeras de Carovane Migranti nos hablan de las redes de cuidados para las personas migrantes que llegan a la Piazza Libertad de Trieste, al norte de Italia, después del duro tránsito desde los Balcanes. Muchos vienen de Afganistán o Pakistán, otros incluso de Argelia o Marruecos. Han atravesado andando Croacia, Slovenia, Bosnia y Croacia, la policía en los talones, los zapatos gastados, los pies heridos. Quieren seguir hacia otros países europeos.
Lorena y las demás personas voluntarias de “Linea d´Ombra” les curan y lavan los pies, además de ayudarles con ropa, comida y medicina.
Lorena, 68 años, y su marido Gian Andrea, de 84 años, que dirigen esta asociación, han sido acusado de «favorecer la inmigración ilegal», tal cómo nos relata Giacomo.
Es parte de la criminalización de la solidaridad, cómo los 7 de Briançon, cómo el caso de Cedric Herou, el agricultor rebelde de la Roya, más mediatizado, cómo en Bélgica “le procès des hébergeurs” (el juicio contra las personas que acogen). Nos quieren desactivar con juicios costosos e interminables, pero no lo van a conseguir.
Gritaremos alto y fuerte como Soda Niasse el primer día de Caravana: “On n´a pas peur” (ya no traduzco, haber estado atentas…).
“Mientras esperamos que los muros caigan, tenemos que construir redes de cuidados“.
Daniela continúa tejiendo el relato de los cuidados. Nos habla de las madres de las fronteras que cuidan también de las personas migrantes fallecidas. Nos comenta el caso de Moussa Balde, joven guineano de 23 años, que, después de recibir una paliza de un grupo de fascistas en mayo de este año en Turín y ser atendido en el hospital, se suicidio en el centro de detención donde le habían encerrado para ser expulsado, al no tener papeles. Las madres de las fronteras le velaron, contactaron con su familia y se ocuparon de enviar el cuerpo para poder curar su alma.
Gianna termina las intervenciones con la lucha contra el Tren de Alta Velocidad (TAV) en el valle de Susa, desde hace más de 30 años. Pelean por un modelo de vida y desplazamiento sostenible. No sólo las fronteras matan, también el modelo de desarrollo, con grandes infraestructuras criminales contra el medio ambiente. Esta cuña de la desobediencia civil se ha unido en el apoyo a las personas migrantes.
En el concierto final, con Low Islands Refugees, Onofre, Tangatos y Dadda Wanche, los jóvenes migrantes se animan, ¡Por fín un lenguaje común! Bailamos, saltamos y aplaudimos.
Y con estas actuaciones, cerramos la quinta edición de la Caravana Abriendo Fronteras.
Hemos recorrido Grecia en 2016, Melilla en 2017, Italia y Sicilia en 2018 y Ceuta y Huelva en 2019. ¿Dónde iremos en 2022? Desgraciadamente quedan muchas fronteras asesinas, sobran los destinos posibles.
Nuestra burbuja vuelve al campamento base para pasar la última noche en las instalaciones desangeladas del Centro de Atletismo, construido hace 20 años para alojar a atletas de alto rendimiento, que nunca vinieron.
Juntamos pan, queso, jamón, patatas y mojo picón e improvisamos una deliciosa cena en las amplias habitaciones.
Los más de 100 kilómetros que hemos recorrido a paso desigual, parando, saltando, gritando y corriendo hacen estragos. Benilde termina la jornada con un fuerte dolor muscular que le dificulta caminar.
Nuestra burbuja, que ya contaba con una persona racializada, tres jubiladas y dos obreros, tiene ahora una coja.
¡Cada vez somos más inclusivas!
Mañana es 25 de julio; día da patria galega. Un recuerdo para Pepe, Santos, Juan, Carlos, Suleyman e Ibrahima que están reconstruyendo una aldeita perdida en la Galicia profunda. Piedra a piedra, a mano, con mucho cariño. Porque preservar los bosques autóctonos, los árboles centenarios y las aldeas medievales también es parte de nuestra lucha, lejos del TAV (que también amenaza por allí) y del ritmo infernal de las grandes ciudades.
Tampoco voy a revelar dónde está, que sino dejaría de ser una aldea perdida…
O diré solamente que está cerca de la frontera con Portugal, la raya, cómo dicen allí. Año tras año, recorremos los pueblos andando o en bici y descubrimos los estragos de la Emigración. Con E, la que deja tras de ella casas a medio construir, sueños de vuelta sin cumplir, población envejecida, aldeas fantasmas….
El 25 de julio también es el día de conmemoración y compromiso de las mujeres afro-descendientes. Un día para despedirnos de las compañeras que nos han nutrido con sus relatos y experiencia durante toda la caravana, como Soda: “ellos vienen con la muerte, nosotras respondemos con la vida”, como Amantha que nos decía, en su presentación “ser mujer migrante y trans”
“No me considero una víctima sino una vencedora»
Un buen día para desear buena suerte a Wafa, mujer joven marroquíe que, junto a otras mujeres de Argelia y Pakistán, se está recuperando poco a poco de 57 días de ayuno para conseguir papeles y poder vivir y trabajar en condiciones dignas en Bélgica.
Y buena suerte también a Mariam, que por fin pudo reunirse con su familia en Francia. Conocimos a esta mujer camerunesa cuando la acogimos en Bilbao, tras recorrer 10.000 kilometros en cuatro años de viaje con muchos obstáculos, mucho dolor y muchas penurias.
¿Dónde están las mujeres?
Ellas también están en las pateras, en los bosques fronterizos, caminando entre fronteras.
No son más vulnerables, es el entorno el que las etiqueta así. Conocemos de allí y de aquí mujeres fuertes, con objetivos claros, mujeres que viven, malviven sufren el mandato patriarcal y entre iguales se consuelan.
¿Y mañana qué ?
Será otro día más para los jóvenes del macro-centro de Las Raíces, otro día más de espera, paralizados por las trabas y la indiferencia de la burocracia y del control migratorio.
Volveremos a nuestros territorios con más información, más rabia, y más energía, los bolsillos repletos de piedras volcánicas y de pulseras de color que nos recordará que no podemos olvidar a Mamadu, a Mohamed y Omar, con rostros inquietos, ansiosos de empezar a trabajar y vivir.
Nosotras volveremos al grupo de Ongi Etorri Irala, donde mañana Arantza, Gustavo, Leti, Saíd, Zakaría, Ali, Hamza, Alfa y Mohamed participarán en una visita guiada del barrio, porque ellas y ellos son sus habitantes desde Hoy, y mañana les tocará explicar la historia del barrio de Irala a otros y otras que vendrán.
Miles de personas caminamos hasta Gernika en 2018 y en 2019, celebramos en Durango y en decenas de pueblos y ciudades del mundo, “5M el abrazo de los pueblos”.
17.000 personas han firmado una petición este mes para parar la expulsión de Lamine Diaby, joven aprendiz panadero de Besançon amenazado por una orden de expulsión.
Mañana seremos más, gritaremos más alto pero no más claro:
“Ninguna persona es ilegal”
“Pasaje seguro”
“Obrim fronteras”
“Tutti i diritti per tutte le persone”
“Libertad, freedom, hurriya”
“Open the border”
“Solidarité avec les Sans Papiers”
«Ongi Etorri Errefuxiatuak»
Gracias a todas las compañeras que me habéis acompañado, ayudado y aguantado 😃 @ Catherine Verbruggen
Impresionante crónica e impresionante el compromiso de las caravaneras
Ha sido súper interesante las crónicas que todos los enviaba Kati y que hoy me he enterado que es Catherine, la Caravana Abriendo Fronteras, es dura por todas las cosas que realizáis, yo lo he vivido como si hubiera estado con todos y todas, me dais mucha envidia, creo que es la movida que más me gusta y creo que es necesaria, creo que tiene bastante eco, se habla y se conoce más los temas, que se trata muchas gracias y Catherine ha sido una sorpresa, me encanta todo, es dura, pero creo que la vivencia, no se puede olvidar un millón de gracias y besos para todos y todas Ongi Etorri Errefuxiatuak