La Caravana Abriendo Fronteras vuelve a Cataluña después de 9 días conociendo y visibilizando la vulneración de los derechos de las personas en Italia
Las 300 activistas reclaman a las administraciones medidas para paliar y resolver de forma coordinada las situaciones de falta de derechos de las personas constatada en Italia que se vive también en nuestro país, con políticas de acogida que incluyan acciones de promoción del empleo, la regularización de todas las personas que llegan a Europa, atención y acompañamiento específico para colectivos vulnerables y el fin de la colaboración con la industria militar y armamentística.
Barcelona, 23 de julio de 2018- La Caravana Abriendo Fronteras ha vuelto este domingo a tierras catalanas tras su trayecto por Italia y Sicilia reconociendo y visibilizando las vulneraciones de derechos humanos en las fronteras y puntos calientes de Europa.
En los últimos 9 días, las activistas han mostrado su rechazo a las políticas de control migratorio y de cierre de fronteras y su apoyo a los colectivos solidarios que son criminalizados por las autoridades italianas y europeas, como es el caso de Progetto 20K en Ventimiglia. Allí, más de 6.000 personas de Italia, Francia y diferentes puntos de España reclamaron un permiso de residencia europeo para que todas las personas que llegan al continente tengan libertad de movimiento.
En Palermo compartimos espacio con la Freedom Flotilla de Gaza y con los colectivos del Foro Antirazzista de Palermo. Llenamos las calles de la ciudad acompañados del ritmo y las reclamaciones de las compañeras de Arte Migrante. Su alcalde, Leoluca Orlando, recibió a los manifestantes y mostró una brizna de esperanza frente a las políticas fascistas y racistas del nuevo gobierno italiano. «Todo el que llega a Palermo es Palermitano», aseguró. En los dos días de estancia en esta ciudad pudimos conocer las experiencias de las personas que trabajan en los campos de Campo Bello y ver cómo sufren la misma explotación y trabas que las trabajadoras de Huelva o de Lleida; los proyectos de identificación de personas muertas en el mar o de la Clínica Legal para los Derechos Humanos de la Universidad de Palermo (CLEDU), entre otros.
En Catania tuvimos la oportunidad de escuchar a las personas que están retenidas en el Centro de Recepción para Solicitantes de Asilo (CARA) de Mineo, algunas de las cuales llevan años esperando que se resuelva su situación administrativa – de nuevo, como en Cataluña y en España, vemos el retraso en las resoluciones que supone una vulneración de los derechos de estas personas- y de sumarnos a la campaña «Abrimos los puertos» para exigir que se dejen desembarcar los barcos de salvamento en los puertos italianos y se deje de perseguir a las organizaciones como Proactiva Open Arms o Frontline, entre otros. Igualmente, visitamos la base militar de Niscemi constatando de primera mano la utilización de recursos económicos y naturales para fines militares y el uso de suelo europeo para dirigir las guerras que causan desplazamientos forzados y nos hacen responsables de la situación de las personas que llegan a Europa buscando refugio. Finalmente, quisimos llegar hasta la sede del Frontex con una gran manifestación para pedir el cierre de la agencia europea de control de fronteras y el establecimiento de una misión de salvamento permanente en el Mediterráneo. Con una performance, las activistas de la Caravana quisieron recordar que «ninguna persona es ilegal».
Finalmente, la Caravana se detuvo en el pueblo de Riace, destacado por la acogida de miles de migrantes y personas en busca de refugio al que ha abierto las puertas del pueblo y ha dado un hogar. Lo que comenzó «como una casualidad» en 1998 con la llegada de un barco con personas del Kurdistán, se ha convertido ahora en un ejemplo de lo que, esperamos, las administraciones catalanas, españolas y europeas aprendan y cooperen para hacer políticas de acogida reales, con propuestas concretas de fomento del empleo y de promoción de la economía local para que todos puedan tener una vida digna.
Desde Salt hasta Riace, pasando por Ventimiglia, Palermo y Catania, vemos las mismas luchas, los mismos retos y oportunidades compartidas. Por eso reclamamos a las administraciones que tejan una red de ciudades refugio con oportunidades reales para las personas migrantes y en busca de refugio; apelamos especialmente a nuestros Ayuntamientos a establecer vías de cooperación para hacer una acogida real y efectiva de forma urgente; exigimos la regularización de las personas que son y llegan a Europa para que tengan acceso a los recursos básicos del Estado del Bienestar y se puedan mover libremente como cualquier otro ciudadano; pedimos que se tengan en cuenta las necesidades y especificidades de mujeres, hombres y personas LGTBI, así como menores acompañados y no acompañados en las políticas de acogida, el acompañamiento y los procesos de regularización. Por último, denunciamos el uso de los presupuestos públicos y de los recursos naturales españoles y europeos para el control de fronteras, la compraventa de armas y la gestión de operaciones de guerra. Queremos una política de puertos abiertos y ciudades de acogida, el uso de vías legales y seguras y recordamos responsabilidad de la sociedad civil y de nuestros gobiernos en las causas de las migraciones y desplazamientos forzados.
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